Antes de emprender un viaje hay muchos aspectos prácticos de los que ocuparse, las laboriosas tareas administrativas. ¿Preparar todo el papeleo previo al viaje y las cosas que vas a necesitar ayuda a que la aventura que te espera sea más real, a que empieces a emocionarte por los que realmente está a punto de suceder?
"Prepararse para un gran viaje como este lleva tiempo. Por eso dejamos de trabajar un mes y medio antes de la salida. El papeleo ocupa una parte importante: los pasaportes, los carnets de aduanas de las motos (según los países que quieras visitar), las tarjetas de crédito, la tarjeta amarilla y las vacunas correspondientes. Cada vez que tachábamos una de esas cosas de la lista, era como una victoria parcial. Esta no es realmente nuestra parte favorita de los preparativos, pero hace que el viaje sea más real, porque sin pasaportes, no podríamos llegar muy lejos, ¿verdad? Mucho más motivadoras fueron las cajas que llegaron a nuestra puerta: cascos nuevos, botas, equipo de moto, una tienda de campaña y sacos de dormir muy cómodos.
Y, por supuesto, las motos. Después de recogerlas, los dos nos sentamos sobre ellas durante una media hora con una enorme sonrisa en la cara. Ni siquiera las habíamos puesto en marcha; sencillamente estábamos conociendo a las que serían nuestras compañeras de viaje durante los próximos años. Llámalo el comienzo de una nueva relación".
Está claro que la decisión de emprender un viaje tan increíble como el vuestro no se tomó a la ligera. ¿Qué es lo que os inspiró a hacer el viaje?
Caroline: "Tom siempre ha viajado mucho, incluso de adolescente. Le encantaba viajar sin saber realmente dónde pasaría la noche o a dónde se dirigiría al día siguiente. Cuando nos conocimos, acababa de regresar de un viaje de dos meses a Sudamérica. Hablaba de ello durante horas con mucha pasión. Me sentí definitivamente tentada, y no tardé en darme cuenta de que quería acompañarle en su próximo viaje. No hay problema, pero tendrás que pilotar tu propia moto", me dijo. Así que conseguimos mi primera moto, aprobé el permiso y nos fuimos en un viaje de un mes de duración desde Bélgica hasta el sur de Jordania y vuelta a casa. Obviamente, me faltaba experiencia y después de 11.000 km estaba totalmente agotada. Pero fue la experiencia de mi vida. Sin duda. Por fin había encontrado lo mío en la vida y tenía ganas de más. En los años siguientes, emprendimos viajes a Sudáfrica y Namibia, a Irán, a Islandia y Marruecos. Realmente le cogí el tranquillo. Pero cuanto más viajábamos, más nos costaba volver a casa. Terminábamos un viaje e inmediatamente empezábamos a planificar el siguiente. Entonces, un día, en una soleada terraza de Lille, Tom lanzó la pregunta del millón: '¿Qué te parecería viajar durante un periodo más largo? Algo así como... ¿unos cinco años más o menos?' Le sorprendió bastante mi respuesta: '¡Pues me parece una gran idea! ¿Cuándo quieres salir?' A partir de ese día empezamos a soñar y a hacer planes, y el primer tramo de nuestro viaje fue esta aventura de dos años, de 2016 a 2018. Ahora vamos a embarcarnos en los próximos tres años de nuestro plan de cinco".
¿Sabíais exactamente a dónde queríais ir, o lo decidíais país a país? Habladnos del proceso de toma de decisiones que os ayudó a decidir hacia dónde iríais. ¿Cómo influyó eso en vuestros planes para el próximo viaje?
"Cuando te vas de viaje de un mes, es fácil planificarlo todo con antelación. Qué lugares de interés quieres visitar, qué rutas puedes hacer, dónde puedes acampar o encontrar en un albergue u hotel barato...
Pero esto es inviable en un viaje de varios años. En 2016, salimos de Bélgica y planeamos pilotar directamente hasta Marruecos. Tardaríamos dos o tres días, quizá cuatro, en llegar. Pero a causa de las lluvias torrenciales y de unas temperaturas bajo cero en toda Europa, estuvimos zigzagueando durante dos semanas enteras antes de tomar el ferry para cruzar el Mediterráneo. Eso nos abrió los ojos a la realidad; tendríamos que tomárnoslo con calma más de una vez. Así que decidíamos día a día, siguiendo una dirección aproximada. No podíamos asaltarnos algunos lugares, o bien porque necesitábamos tramitar los visados para el siguiente país, por ejemplo, o bien porque había un destino turístico imprescindible. Pero la mayoría de las veces, mirábamos el mapa durante el desayuno y luego decidíamos qué ruta tomar y dónde pasaríamos la noche".